Algunos conceptos claros
¿Cómo lo vamos a hacer?
- Reconoce que tienes un problema con el enojo y la ira. Jamás vas a resolver un problema hasta que no llegues a reconocer que lo tienes. Sin hacerlo nunca serás libre y seguirás viviendo en la esclavitud de dicho pecado. Para reconocer cuál es la fuente de tu problema examínate a ti mismo. Pregúntate, ¿por qué es? Es por tu orgullo, por tu egoísmo o por tu falta de control. Tú sabes la respuesta. Sé sincero contigo.
- Arrepiéntete ante Dios. Ya conoces el porqué, pero ¿estás arrepentido? No alcanza con la comprensión mental del asunto, sin trasformación, sin cambio de mente, te quedas corto, a mitad de camino.
- Reconcíliate con tu hermano. Tal vez, deberíamos decir, busca la reconciliación, como el Señor enseñó:
- Mateo 5:23-24 Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. Ningún servicio cristiano que hagas, ninguna ofrenda que entregues, logrará tapar el problema no resuelto con tu hermano, lo cual es una acción prioritaria delante de Dios.
- Colosenses 3:13 Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. ¿Por qué yo tengo que soportar tanto? Bueno, es similar a lo que otros tienen que soportarte. Colócate por un momento en su lugar. Habla también el texto bíblico de perdonarnos mutuamente, porque todos pecamos y además nos da el modelo para perdonar. ¡Como lo hizo Cristo! ¿Cómo fue que lo hizo? ¿Parcialmente?, es decir, ¿perdonando algo, pero no todo? O dijo una vez más y nunca más. No, gracias a Dios que no lo hizo así.
Repara los daños
Muchas veces la ira y el enojo causan daños que pueden ser de diferentes tipos. Es un paso vital, generalmente difícil, que lleva tiempo. No alcanza con simplemente decir: perdóname. Cuando nuestro cuerpo sufre heridas, necesita tiempo para curarse, pero también cuidados, paciencia, ternura, expresiones de amor.
Cuando van pasando los años uno empieza a preguntarse, ¿por qué me enojé tanto y me dejé llevar por la ira por semejante tontería? La respuesta es que somos humanos, con una naturaleza caída. Si comenzamos nuestros días con Dios y su Palabra, interesados en otros, tendremos la actitud necesaria para ser libres de la ira y el enojo.
Efesios 4:32
32Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
0 comentarios :
Publicar un comentario