“Concepto equivocado, actitud equivocada”
La mayoría de la gente
viola la autoridad, porque no la entiende. Una mala concepción de
autoridad produce temor, sospecha, intimidación, rebelión defensiva,
amenazas, estrés, ansiedad, y amargura. Muchos, han sido heridos por el
mal uso de la autoridad y han tenido malas experiencias con quienes la
ejercen, por eso, cuando están frente a una autoridad correcta, actúan
prevenidos y, nunca reciben sus beneficios.
Entender la autoridad
es la clave del funcionamiento apropiado. Autoridad no es dominar a
otros con un sentir de humillación, sino dar dirección; ni tampoco
sobreponerse a otros con una actitud de arrogancia, sino modelar con el
ejemplo; no es dictadura con un espíritu de intimidación, sino gobernar
con una mentalidad de inspiración; ni es oprimir a otros con el fin de
obtener un lucro personal, sino dirigir a otros para desarrollar su
potencial.
De la misma forma, autoridad no es forzar ni obligar a
otros, para que hagan lo que nosotros queremos, sino capacitar a otros
para que hagan lo que Dios quiere; tampoco es manipular a otros
mediante el engaño, sino conducir a otros hacia el conocimiento de lo
verdadero; no es controlar a otros bajo nuestros límites egoístas, sino
abrir espacios para que otros desarrollen una capacidad expansionista;
ni es restringir a otros bajo nuestros caprichos, sino permitir en otros
el uso de sus derechos; como tampoco es tiranizar a otros sometiéndolos
a un sistema de esclavitud, sino disfrutar con otros los privilegios de
la libertad.
La verdadera autoridad no nos domina, sino que nos
da dominio. No se sobrepone a nosotros haciéndonos sentir inferiores,
sino que nos da poder; jamás nos oprime, sino que nos empodera para
levantarnos con dignidad. Cuando estamos bajo la correcta autoridad no
nos fuerza, sino que nos da fuerzas y ayuda a regir, ya que la autoridad
genuina fluye hacia abajo y no hacia arriba.
La autoridad
protege el poder y valida las decisiones, por eso no importa cuánto
poder tengas, si quitamos la autoridad, abrimos la puerta a la
destrucción, ya que la autoridad apropiada es la clave del
funcionamiento apropiado. También es fuente del orden y sustancia de la
simpleza. La razón del uso correcto de la autoridad es simplificar la
vida y no complicarla, así que, una vez que entendamos la autoridad, la
vida se vuelve muy sencilla. Nos ayuda a comprender el principio de
ubicación, porque de otra manera estaremos en el lugar equivocado,
seremos parte del problema y no de la solución, causaremos confusión en
vez de traer claridad.
Romanos 13:1Reina-Valera 1960 (RVR1960)
13
Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay
autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido
establecidas.
Mateo 7:29Reina-Valera 1960 (RVR1960)
29 porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
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