Orar que Dios encienda
Justo
cuando Dios les abre los ojos y le reconocen, Jesús desaparece de su
vista. Lo normal sería que hubieran dicho: -¡Qué decepción! Ahora que
sabíamos quién era se va y nos deja solos de nuevo.-
Pero,
en lugar de eso, expresan un profundo gozo y se dicen el uno al otro:
¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba en el camino y cuando nos
abría las escrituras? E inmediatamente vuelven a Jerusalén a compartir
la noticia con los otros discípulos. Allí Jesús les daría otra grata
sorpresa.
¿Qué significa que su corazón ardía? Que había un gozo inexplicable dentro de ellos, muy fuerte, y que necesitaban expresar.
Ellos,
sin saberlo, nos están explicando a nosotros, muchos siglos después, lo
que produce un encuentro auténtico con Jesús: Un gozo inefable por
haber caminado con Jesús y haber oído su palabra.
El
fuego arde, quema todo lo que hay a su paso y se extiende hacia todos
los sitios que pueda incendiar. Así es el verdadero evangelio de Dios;
produce un gozo que arde dentro de nosotros y nos lleva a incendiar
nuestras relaciones, familias, amistades y vecindarios con el gozo de
haber conocido las escrituras y al Cristo que en ellas se revela.
¿Realmente tenemos ese gozo por haber conocido a Cristo que arde en
nosotros, nos quema y nos impulsa a ir a otros a contarles? Deseo de
corazón que así sea.
Lucas 24:32-35 Traducción en lenguaje actual (TLA)
32 Los
dos se dijeron: «¿No es verdad que, cuando él nos hablaba en el camino y
nos explicaba la Biblia, sentíamos como que un fuego ardía en nuestros
corazones?»
33 En
ese mismo momento, regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a
los once apóstoles, junto con los otros miembros del grupo. 34 Los que estaban allí les dijeron: «¡Jesús resucitó! ¡Se le apareció a Pedro!»35 Los dos discípulos contaron a los del grupo todo lo que había pasado en el camino a Emaús, y cómo habían reconocido a Jesús cuando él partió el pan.
Traducción en lenguaje actual (TLA) Copyright © 2000 by United Bible Societies
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