“La invitación de la inseguridad”
No
nos gusta que nos expongan, por eso tendemos a evitar la inseguridad en
vez de examinarla. No queremos que exponga que somos ineptos,
insignificantes, fracasados o condenados.
Por
instinto sabemos que “en [nosotros] —a saber, en [nuestra] carne— no
mora el bien” (Romanos 7:18), y sabemos que nuestras almas “están
desnudas y expuestas ante los ojos de aquel a quien tenemos que dar
cuenta” (Hebreos 4:13). Todavía cargamos con aquel instinto al que la
caída nos indujo, un instinto de cubrir nuestra vergüenza delante de
Dios y todos los demás (Génesis 3:8-21).
Sin
embargo, la inseguridad no es solo una advertencia; también es una
invitación. Dios nos está invitando a escapar del peligro de las falsas
creencias acerca de quiénes somos, por qué estamos aquí, qué debemos
hacer y cuál es nuestro valor personal, para encontrar un refugio
tranquilo en lo que dice Él con respecto a todas estas cosas.
Entre
más entendemos el evangelio de Jesucristo, más hallamos que es el final
de nuestra inseguridad: en esta vida no llegaremos a un final perfecto,
pero iremos creciendo y un día llegaremos a ese punto.
• ¿Hemos pecado y mucho? En Cristo “tenemos redención, el perdón de los pecados” (Colosenses 1:14).
•
¿Nos sentimos como huérfanos, extranjeros y peregrinos? En Cristo hemos
sido adoptados por Dios para ser sus hijos y ahora somos miembros de su
familia y herederos de todas las cosas con Cristo (Efesios 1:5; 2:19;
Romanos 8:17).
• ¿Nos sentimos fracasados y
miserables? En Cristo, de una forma casi increíble, al final todos los
fracasos nos ayudarán a bien (Romanos 8:28).
• ¿Nos
sentimos débiles e ineptos? En Cristo, Dios ama escoger lo débil y lo
necio porque, cuando somos débiles, Él promete que su gracia será
suficiente para nosotros, de tal manera que podemos aprender a
gloriarnos en nuestras debilidades porque resaltan su fuerza (1
Corintios 1:27-31; 2 Corintios 12:9-10).
• ¿Nos
sentimos insignificantes y despreciables? En Cristo fuimos escogidos por
Dios (Juan 15:16), quien, según su propósito, nos asignó una función
única y necesaria en su cuerpo (1 Corintios 12:18).
Ahora
Cristo es nuestra identidad: ¡eso es lo que significa ser cristianos!
Sin embargo, en Cristo no perdemos nuestra verdadera identidad y
esencia; llegamos a ser nuestra verdadera identidad y esencia. En Cristo
nacemos de nuevo y somos nuevas personas.
Romanos 7:18Reina-Valera 1960 (RVR1960)
18 Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.
Hebreos 4:13Reina-Valera 1960 (RVR1960)
13 Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.
Génesis 3:8-21Reina-Valera 1960 (RVR1960)
8 Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto.
9 Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?
10 Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.
11 Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?
12 Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.
13 Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí.
14 Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida.
15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.
16 A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido,[a] y él se enseñoreará de ti.
17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.
18 Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo.
19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.
20 Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva,[b] por cuanto ella era madre de todos los vivientes.
21 Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.
Juan 15:16Reina-Valera 1960 (RVR1960)
16 No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.
Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
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