"Escucha mi oración"
“Escucha, oh Señor, mi oración, y atiende a la voz de mis súplicas” (Salmos 86:6, LBLA).
Aquellos
de nosotros que oramos, podemos encontrarnos en peligro de perder la
plenitud de la oración a medida que caemos en la rutina de las palabras
familiares y las peticiones repetidas. A medida que caminamos a través
del valle de la sombra de la rutina, muchos de nosotros solo bajamos
nuestras cabezas y esperamos días mejores. Pero la Biblia habla tan a
menudo y en términos tan elevados de la oración, que no podemos
permanecer mucho tiempo en ese estado.
David
escribió un libro completo de canciones/oraciones inspiradas para Dios,
así que podemos pensar que él sabía que Dios escucha todas nuestras
oraciones. Pero una y otra vez, él sigue suplicando a Dios que lo
escuche (Salmos 27:7, 28:2, 30:10, y más). ¿Pedimos a Dios que escuche
nuestra oración, o simplemente asumimos que Él lo hará?
La
ayuda de Dios, siempre presente, puede hacer que nos inclinemos a
tomarlo por sentado. Escuchamos, “Pídanme lo que sea que deseen, y Yo se
lo daré”, y de manera tranquila, incluso subconsciente, comenzamos a
presuponer que Dios existe para cubrir nuestras necesidades. Sin
embargo, esa clase de derecho le roba el poder a la promesa de Dios, y
vacía de asombro nuestra vida de oración.
El
Dios Todopoderoso, el Soberano y Creador infinito del cielo y de la
tierra, escucha nuestras oraciones. Nunca jamás tomemos a Dios por
sentado. Conozcamos su santidad, y nuestros pecados lo suficientemente
bien como para no presuponer que Él nos escuchará, a no ser por amor a
Jesús. Pidámosle escuchar una oración más.
Salmos 86:1-7Nueva Versión Internacional (NVI)
Oración de David.
86 Atiéndeme, Señor; respóndeme,
pues pobre soy y estoy necesitado.
2 Presérvame la vida, pues te soy fiel.
Tú eres mi Dios, y en ti confío;
¡salva a tu siervo!
3 Compadécete, Señor, de mí,
porque a ti clamo todo el día.
4 Reconforta el espíritu de tu siervo,
porque a ti, Señor, elevo mi alma.
pues pobre soy y estoy necesitado.
2 Presérvame la vida, pues te soy fiel.
Tú eres mi Dios, y en ti confío;
¡salva a tu siervo!
3 Compadécete, Señor, de mí,
porque a ti clamo todo el día.
4 Reconforta el espíritu de tu siervo,
porque a ti, Señor, elevo mi alma.
5 Tú, Señor, eres bueno y perdonador;
grande es tu amor por todos los que te invocan.
6 Presta oído, Señor, a mi oración;
grande es tu amor por todos los que te invocan.
6 Presta oído, Señor, a mi oración;
atiende a la voz de mi clamor.
Santiago 4:2Reina-Valera 1960 (RVR1960)
2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís.
Salmos 4:1Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Oración vespertina de confianza en Dios
Al músico principal; sobre Neginot. Salmo de David.
4 Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia.
Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar;
Ten misericordia de mí, y oye mi oración.
Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar;
Ten misericordia de mí, y oye mi oración.
Salmos 17:6Reina-Valera 1960 (RVR1960)
6 Yo te he invocado, por cuanto tú me oirás, oh Dios;
Inclina a mí tu oído, escucha mi palabra.
Inclina a mí tu oído, escucha mi palabra.
0 comentarios :
Publicar un comentario