Si prestamos atención a los altibajos de nuestra vida, veremos que los pensamientos provocan las emociones y éstas gobiernan nuestro mal humos. Cultivemos los pensamientos de amor, gratitud, paz, verdad y seremos más felices.
Alimentemos nuestra mente con la palabra de Dios, pues su palabra no es solo un conocimiento, sino vida, luz y fuerza en todos los momentos.
Cuando nuestros pensamientos son positivos, alegres y justos, igualmente lo son nuestro actuar y sentir.
"Tu palabra es lámpara para mis pasos. Tú eres mi protector y mi defensa, en tu palabra espero."
Salmos 119, 105.114
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